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Una obra de madurez, por el hallazgo de su estructura y por su excelente reconstrucción del ambiente histórico (García de la Concha, presidente de la Real Academia de la Lengua).
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Un joven autor que posee cualidades para afianzar una sólida carrera literaria (Abc).
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Un buen contador de historias. Apunta alto, y demuestra su talento... Habrá que seguirle los pasos (El Cultural)..
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Papeles de penumbra (Lengua de Trapo, 2001)
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Palazuelos se entrega sin reservas a una literatura exigente. Esta obra, ya bastante más que una vaga promesa de futuro, anuncia a uno de nuestros narradores jóvenes más valiosos (Santos Sanz Villanueva, El Cultural).
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Sus papeles de penumbra obran como salvoconducto hacia algunas verdades esenciales. Es de agradecer que Palazuelos haya logrado un héroe en la línea de los de Herman Hesse (Ernesto Ayala-Dip, El País).
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Hondura literaria, alejada de lo comercial. Una profunda reflexión sobre la existencia, un canto a la vida, una hermosa novela sobre los sentimientos del hombre. Palazuelos tiene talento, imaginación y una gran habilidad para proponer tramas complejas y poco convencionales (Nuria Gómez, Reseña).
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Tras su exitosa primera novela, hay que felicitar al autor por no elegir el camino fácil (el camino trillado) y apostar por el riesgo en esta historia intensa (José Fernández de la Sota, Periódico Bilbao).
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Palazuelos escribe con una lengua rica, espléndida en muchas ocasiones. Sabe sorprender con una precisa matización, lo que permite que la lectura de su libro sea verdaderamente agradable (Germán Gullón, Abc.es cultural).
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Palazuelos vuelve a evidenciar una claridad de ideas narrativas y un riesgo poco habitual. Papeles de penumbra es ante todo un análisis humano, un juego de dificultad extrema solventado con la pericia de quien conoce los mecanismos para componer una gran historia (Diálogos, revista cultural).
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Una novela excelente, y un magnífico autor para nuestra cartera de ganadores. (Jurado del Premio de Narrativa “Vicente Blasco Ibáñez”).
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Destaca de este libro su trabajada ambientación, la trama y el apasionante humanismo del personaje principal (Juan Manuel de Prada).
Tesis hilada con brillantez y aventura en la línea del mejor Conrad. En las novelas de Palazuelos hay buena literatura, un sorprendente dominio del lenguaje y estructuras redondas que se notan poco, como debe ser. El lector crece con las reflexiones, los dolores y los pequeños triunfos de sus personajes; se divierte y aprende acerca de cómo somos y queremos ser. Uno se hace mejor persona cuando lee los libros de este autor. (Enrique Martín en la web de Pompas de Papel, Radio Euskadi, eitb.com/pompas).
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Esta novela muestra las dotes de narrador de Palazuelos, su garra creativa. La novela posee una equilibrada estructura dramática que confirma la solidez del autor. (Juan Ángel Juristo, ABCD, Escaparate).
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Pura chatarra (Lengua de Trapo, 2007)
El cometido que se impone a sí mismo el protagonista es una metáfora de su vida; es un personaje solitario y quijotesco empeñado en luchar por su libertad. Palazuelos transmite las peripecias emocionales del personaje haciendo latir al lector, lo que demuestra su condición de gran escritor. Un estilo sin recovecos, directo al corazón. (Fernando Marías, presidente del jurado del Premio “Ciudad de Barbastro”).
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Una fábula moderna que encierra una valiosa reflexión sobre la textura moral de nuestro tiempo. El discurso cabal y antimoderno del protagonista funciona como motor del libro y es uno de sus mayores aciertos. Para contar esta historia Palazuelos ha trabajado el ritmo y la exactitud. Estamos ante uno de sus mejores trabajos. (Pablo Martínez Zarracina, El Correo).
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Palazuelos confirma su fama de impecable y exigente narrador, como ya demostrara en sus anteriores entregas... En este caso su logro no es sólo haber trazado una historia esperanzadora dentro de un engranaje breve y eficaz, sino también la de proponer la defensa de la creación artística como salvación. (Paul Viejo, Diario Público).
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Uno de los jóvenes escritores en castellano más interesantes del momento en el País Vasco. Pura chatarra es una crítica al mundo actual, a lo que se nos vende como progreso. Un canto a las cosas que nos hacen creer y sentir. (Enrique Martín, Pompas de papel, Eitb).
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Palazuelos se pregunta por las ruinas, por un rincón para la memoria en medio de la imagen del futuro, y lo hace a través de la descripción eficaz y tierna de un hombre que trabaja por una utopía (...). Pura chatarra es una nueva mirada hacia el cambio social. (Jon Kortazar, Babelia)
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Si un libro es capaz de colocarse entre el hombre y su realidad para que pueda pensar despacio sobre ella, habrá cumplido su misión. No siendo la novela breve un género fácil, Pura chatarra está maravillosamente bien construida (...); es una gran novela corta. (...) Con su estilo exigente y sólido, sin concesiones a las palabras vacías o a los efectos baratos, Pura chatarra nos hace pensar poniendo ante nuestros ojos el dilema que vivimos: lo nuevo frente a lo viejo, la ciudad en mudanza y, al final, el mito del progreso más en duda que nunca. Eludiendo la tentación del soez freakismo actual que invade todo, Palazuelos toma el camino de la dignidad para contar de manera sencilla una historia honrada que colma al lector cuando cierra el libro. (Pedro Tellería, revista cultural Luke)
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Los personajes sufren una evolución a lo largo de la obra, fruto de la reflexión y la autocrítica; pero también el lector es susceptible de hacerlo. (...) Palazuelos no sucumbe a la literatura comercial, sino que es fiel a su estilo personal. De la lectura de sus libros se deduce que es un autor exigente con lo que escribe. (Nana García, Diario de Avisos)
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La obra se sitúa en una tradición teatral-filosófica que ha estado representada por autores como Unamuno. (El Correo)
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Acotaciones valleinclanescas, por la riqueza de matices; diálogos vivos y por momentos ácidos, que recuerdan al mejor Mihura; obra cargada de valores simbólicos. (...) Una obra con la que Palazuelos vuelve al texto teatral para mostrarnos su dominio en el manejo del lenguaje escénico. (Suplemento Pérgola, periódico Bilbao)
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Una parábola humana, esperanzadora y hermosa. Lo primero porque nos coloca sin solemnidad ni énfasis ante grandes cuestiones del ser humano (...); esperanzadora porque, superando con valentía posturas filosóficas que tanto inspiraron la literatura de otro tiempo, los personajes no están solos en su dolor (...); y hermosa porque las ideas son expresadas con un estilo sosegado y medido, que es la marca audaz del autor. Sin estridencias, con una estética de lo pequeño, Palazuelos pone en boca de sus personajes grandes verdades que envuelven al lector en su característica atmósfera tranquila. (...) Esta cálida obra encierra otros secretos, como una visión abierta y moderna del fenómeno religioso, o una original propuesta sobre la eternidad. (Pedro Tellería, suplemento cultural Mugalari, diario Gara)
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La memoria de los esclavos
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Contundentes y afilados poemas los de este autor bilbaíno (programa radiofónico “Mar de fueguitos”, Tas-Tas Radio)
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Una llamada a la reacción frente a la sumisión y la esclavitud del hombre en la sociedad actual (Pérgola, Periódico Bilbao)
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Agradecemos la intención de algunos autores al acercarse al género cautelosamente, sin ánimo de ofender. Es el caso de Palazuelos, quien tras cuatro novelas y dos obras de teatro ha optado por la lírica para afrontar su último quehacer literario. Palazuelos despliega imaginería alegórica (...) y demuestra que no es un intruso en la poesía. (J. Alonso Prieta, Revista Quimera)
Ficcionarium
Fernando Palazuelos continúa en su constante y discreta dedicación a la literatura. Premiado como narrador y dramaturgo, y con incursiones en la poesía, Palazuelos ha facturado un libro personal: un compendio de textos breves y en general narrativos que, ambientados en distintas épocas, tienen como idea-motor el juego entre ficción, realidad, historia y azar. Reconoce el autor deudas e inspiración al final del volumen. Borges, por ejemplo, pero también Monterroso o Ugarte. Detrás de todos está el relato y el más moderno, y a veces sobreexplotado, microrrelato. Palazuelos ha dividido el volumen en tres partes y ha clasificado los textos en verídicos, híbridos y ficticios. Buena parte alberga personajes históricos como Bonaparte, Charlie Parker, Nabucodonosor o Ampère, para los que el bilbaino confecciona un traje ficticio que los disfraza de personajes literarios. Me gustan varias cosas de este libro. En primer lugar, está la oportunidad de disfrutar de un autor cada vez más seguro de su oficio, que ahora demuestra inquietudes librescas tras pasar por la poesía solidaria en La memoria de los esclavos o plantearse asuntos teológicos en Ianua Caeli. En segundo lugar, la propia concepción del libro, que sugiere múltiples formas de lectura. Lo he leído de corrido, pero me gustaría pararme en cada texto aislado. Y tal vez intente una tercera lectura según la clasificación del autor. Otra virtud es la parte central del libro, compuesta por seis relatos que, compartiendo temática e intención, resultan autónomos en ambiente. Aquí Palazuelos demuestra arte para el relato de media extensión y sorprende por su capacidad para la recreación histórica, la taracea erudita y la aprensión del detalle. Por su parte, muchos textos breves recrean acontecimientos de la Antigüedad con amenidad y un giro innovador. Sorprende la versatilidad del escritor para viajar de Persia a Suiza pasando por épocas tan fascinantes como la era de los inventos técnicos, la de los descubrimientos arqueológicos o el futuro. Libro grato Ficcionarium. Hay precedentes, claro, como el barcelonés Perucho o, en los clásicos castellanos, el humanista Mejía y su miscelánea “Silva de varia lección”. Quizá estemos ante un subgénero dentro de un género. Alguien verá ejercicios de estilo antes que pura creación. Da igual. Los textos de Palazuelos agradan y enseñan, al tiempo que hacen pensar en la paradoja nunca resulta de la relación entre Historia y ficción. Los cronistas escribieron más para disculpar a sus reyes que en honor a la verdad. Aristóteles habló del «como si fuera» para referirse a la narración ficticia. Libros como Ficcionarium siguen recordando que lo hermoso es narrar y leer lo narrado, y no preguntarse por la veracidad de las palabras. De hecho, ¿qué diferencia hay entre los textos verídicos de Palazuelos y los ficticios? No acudiré yo a una biblioteca para averiguarlo. Me dejo llevar, como ingenuo lector, por el viento de una historia.” Pedro Telleria (suplemento cultural Mugalari)
Los resultados les sorprenderán y sobre todo les dará una medida de la calidad del oficio del autor. Siempre es complejo elegir de entre tantos buenos microrrelatos unos pocos para hablar de ellos pero querría mencionar cuatro de ellos. “Torre de Babel” dibuja en su brevedad la típica confusión que es metáfora social y diagnóstico de nuestra circunstancia. Cada uno oye lo que quiere, o lo que le parece. “Georges Simenon” es un homenaje y retrato de uno de los grandes escritores europeos del siglo pasado. Infectado, qué casualidad, por el virus de la imaginación. “El castigo de Pavlov” es una pequeña genialidad que aporta algo nuevo del fisiólogo ruso al que tanto le debemos todos, saliva más saliva menos. Luego está mi favorito, “Sueño visionario”, que consigue unir con pocas líneas y con una densidad poética precisa pasado y futuro en un sueño para construir un texto que da para pensar y disfrutar.
Sin lugar a dudas Fernando Palazuelos ha superado el reto: ha conseguido someter la brevedad con resultados muy buenos, ha conseguido dominar el lenguaje para que los textos en su brevedad de concha escondan las melodías de un mar poderoso de olas. Porque no es simple escribir microficción y quien crea lo contrario se engaña. Un descubrimiento feliz este Ficcionarium que es una excelente puerta para entrar en el universo literario de Palazuelos que le hará pasar un rato “buenísimo” por lo brevísimo de sus textos que no deben leerse con excesiva rapidez: los buenos microrrelatos necesitan e invitan a la relectura, que es la reacción natural al asombro ante un texto brillante. (Pedro Crenes Castro; www/labibliotecaimaginaria.es).
Fernando Palazuelos es un escritor polifacético
nacido en Bilbao en 1965. Tiene más de veinte libros publicados. Ha abarcado diversos
géneros, como el relato breve, el texto teatral, la poesía y el libro infantil
ilustrado, aunque su ámbito principal es la novela, género en el que ha
publicado una docena de títulos con editoriales de ámbito nacional. Ha recibido
numerosos galardones por sus libros, entre los que destacan el Premio Torrente
Ballester, el Premio Tigre Juan, el Premio Ciudad de Barbastro, el Premio
Ramiro Pinilla, el Premio Vicente Blasco Ibáñez, el Premio Ciudad de la Laguna,
el Premio Castellón a Escena y el Premio Fray Luis de León. Sus libros de
relatos son: Ficcionarium, Geometría del azar y Designios. Sus
novelas son: La trastienda azul, Papeles de penumbra, Las manos del ángel,
Pura chatarra, Funámbulos ciegos, Llamadme Zula, Zapatos en la arena, La bestia
que bebe de las huellas, Años de niebla, Correrás ante los perros, y
Raíz cuadrada de mi cerebro.
Su estilo destaca por varias
cuestiones. Una de ellas es que en cada libro Palazuelos afronta una temática
muy diferente, con tramas originales, muy elaboradas y nada convencionales. Una
segunda característica de su estilo es que Palazuelos siempre busca una visión ética
y humanista, evitando caer en el tono cursi según atestigua más de un crítico.
En cada uno de sus libros se detecta reflexión sobre un tema principal, una
cierta filosofía, así como emociones que llegan hasta el lector debido al
trasfondo de la trama argumental.
En sus personajes el lector encuentra
la búsqueda y el crecimiento personal tras experimentar ciertas vicisitudes
vitales. Antihéroes, luchadores en la sombra, gente genuina que debe
enfrentarse a los hilos adversos de la vida, así suelen ser sus personajes. Estos
son algunos de sus protagonistas: un modesto comerciante de París que vendía pigmentos
a los impresionistas incomprendidos, un psicólogo que ha perdido el amor por su
profesión y la recupera tratando a un paciente peculiar, un ayudante de
enterrador con el anhelo de convertirse en médico en la Cuba de 1900, un
chatarrero que se encierra en una nave industrial para construir algo
imposible, un psicopedagogo que ayuda a siete niños autistas, un dramaturgo
checo encarcelado injustamente durante la época del neoestalinismo, una mujer
que viaja a Lisboa buscando el rastro de su abuelo desaparecido…
El autor le concede gran importancia
a la estructura del texto y a la psicología de los personajes, y destaca por
utilizar un lenguaje pulcro y muy cuidado, características señaladas en las
actas de los jurados de varios premios y en diferentes críticas literarias.
Es digno de mencionar que ha
ilustrado él mismo nueve de sus libros y que se han llevado a escena dos de sus
cuatro obras teatrales, en concreto Kraken, a cargo de la compañía El
Beso Teatro, y Billete a Vidanueva, representada por L’Armelar. También
es autor del guion de un corto publicitario titulado Tónico vital realizado
para un canal de televisión japonés, y es coautor de un libro de divulgación
científica que trata sobre un texto médico de Alexander Crichton, médico
escocés que en un tratado sobre el cerebro publicado en 1798 habló sobre el
déficit de atención.
De sus libros la crítica ha dicho:
«Palazuelos
muestra verdaderas dotes para reconstruir los ambientes y moldear la psicología
de los personajes, con una madurez que hace del relato una más que respetable
primera novela» (El País).
«Un buen contador
de historias. Apunta alto, y demuestra su talento. Habrá que seguirle los pasos» (El Cultural).
«Palazuelos se
entrega sin reservas a una literatura exigente. Su segunda novela, ya bastante
más que una vaga promesa de futuro, anuncia a uno de nuestros narradores
jóvenes más valiosos» (Santos Sanz Villanueva, El Cultural).
«Palazuelos tiene
talento, imaginación y una gran habilidad para proponer tramas complejas y poco
convencionales» (Nuria Gómez,
Reseña).
«Este autor
vuelve a evidenciar una claridad de ideas narrativas y un riesgo poco habitual.
Su novela es ante todo un análisis humano, un juego de dificultad extrema
solventado con la pericia de quien conoce los mecanismos para componer una gran
historia» (Diálogos,
revista cultural).
«Esta novela
muestra sus dotes de narrador, su garra creativa. La novela posee una
equilibrada estructura dramática que confirma la solidez del autor» (Juan Ángel Juristo, ABCD,
Escaparate).
«Palazuelos
confirma su fama de impecable y exigente narrador, como ya demostrara en sus
anteriores entregas. En este caso su logro no es sólo haber trazado una
historia esperanzadora dentro de un engranaje breve y eficaz, sino también la
de proponer la defensa de la creación artística como salvación» (Paul Viejo, Diario Público).
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