PALABRAS DE AUTOR


Obra publicada
El retrato que Van Gogh realizó a Julien Tanguy motivó La trastienda azul. Quise hablar de un hombre involucrado en una perpetua búsqueda de la belleza, un comerciante que ayudó a los pintores proscritos. Partí de un personaje real para crear un ficción alrededor de la comuna de París, la vanguardia del impresionismo, la supervivencia en una ciudad que se erige ante el siglo venidero... Dicen que no es habitual aventurarse así con una primera novela, lo cual me halaga.

En Papeles de penumbra cambié de registro. Un psicólogo analiza por qué se siente influido por su paciente. Al igual que el analista, otros personajes se verán afectados. Lo mismo le sucede al propio lector, que habrá de hacer inventario de sus sentimientos, de su modo de entender la vida y la humanidad. El texto se convierte en un examen de conciencia, un análisis en secreto, sin testigos. Dentro de una caja de cartón aparecen algunos papeles, testimonios que testifican que Patricio arrastra un pasado digno de ser descubierto.


Escribí Las manos del ángel porque me parecía atractivo hablar de un conflicto de identidad personal en una tierra que busca su identidad nacional. Esta búsqueda es un ardor endémico de muchos territorios coloniales de los últimos tres siglos. En medio de esa balanza de intenciones e inercias del poder, un hombre intenta mantenerse fiel a su meta (una meta humanista, acaso demasiado romántica en medio de una realidad dura y cruel): ser médico y dedicarse a la honesta ocupación de hacer el bien.

Pura chatarra nació de la idea de que el ser humano a menudo vive una existencia obsesiva. Es un canto a la libertad, a la calma, a la vida sencilla y, sobre todo, a la lucha diaria por no resignarse a caer en la inercia que otros dictan. Es una novela que habla de sentimientos, aunque también encierra la aventura personal de un hombre simple que esconde un potencial oculto.

La Literatura en mi vida

Aunque parezca sacado de un cuento, la noche de tormenta en que nací se me asignó un nombre mediante votación realizada en una cacerola. Años después, al comenzar a idear historias, deseé ser yo quien jugara a asignar nombres a los personajes, y unos ojos, y un corazón autónomo... La perseverancia y el empeño creativo están arraigados en mí. Responde a un afán de superación, de ponerme a prueba, de ver hasta dónde puedo llegar. Escribo para notar que estoy vivo; para dejar una huella; para buscar; para formular preguntas y dejarlas suspendidas en el aire.

Concepción de la Literatura

La escritura es ante todo una fascinante herramienta de análisis. El campo de observación y juego que más me atrae es la fibra interna, cínica o vulnerable, de la condición humana. La escritura crea visiones de la realidad a través de la invención, pero tal vez sea éste el único modo de hablar sin ataduras de nosotros mismos y de lo que nos mueve, ya sean pasiones o la más necia perversidad.

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